Hubo en la evolución de la
mentalidad medieval un momento en el cual muchos hombres de cultura dieron
muestras de haber caído en la cuenta de lo que acaecía y se pusieron a dirigir
con plena conciencia los cambios en acto, asumiendo al propio tiempo
una actitud altamente crítica y polémicarespecto de la cultura precedente.
Tales fueron los humanistas, y humanismo se llamó el nuevo tipo de
cultura promovido por ellos. El término trae su origen de la importancia suma
que en la formación espiritual del hombre culto se atribuía a las humanae
litterae, o studia humanitatis, en cuanto diversos de los
estudios teológicos. Se rechaza el ideal medieval de la reductio artium ad
Theologiam y se proclama, por el contrario, la autonomía e importancia de
las artes, que, con todo, no son en un principio otra cosa que las
mismas siete disciplinas del trivio y el cuadrivio. Por lo demás, los humanistas
no niegan en absoluto los derechos de la religión (son a menudo sinceros
creyentes), ni la importancia de una formación religiosa seria; al contrario,
en no pocas ocasiones abogan ellos mismos por ésta en oposición a la superficialidad y
tosquedad de la educación religiosa corriente.
Sin embargo, los humanistas
tienen perfecta conciencia de estar luchando por un ideal de formación humana
plena, contra la “burda zafiedad” de la Edad Media, para ellos
fielmente representada en la inelegante dureza del latín medieval. Por eso pregonaban
la necesidad de estudiar directamente y con atención a los clásicos, y
combatían los manuales escolásticos en que los “clérigos” habían aprendido por
siglos el latín, memorizando feos hexámetros preceptísticos y edificantes.
Combatían asimismo contra las farragosas colecciones medievales de etimologías
caprichosas y de noticias seudo-científicas recogidas aquí y allá de varias
fuentes, sobre todo clásicas, así como contra las antologías de excerpta de
autores clásicos y cristianos, contra las surnmae y los acopios dequaestiones, para
no mencionar los interminables comentarios y los comentarios de los comentarios
de sentencias aisladas o de textos de filosofía antigua, vueltos éstos las más
veces irreconocibles por las deformaciones más o menos involuntarias de los
amanuenses que los habían copiado.
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